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 DESDE BROADWAY CON AMOR por Diego Rebollo 

 

“Avenue Q: Un diamante de gomaespuma”.

 

Siempre he tenido predilección por los muñecos de gomaespuma. Los buenos recuerdos me vienen rápidamente a la cabeza cuando pienso en la primera vez que los conocí, hace ya unos cuantos años cuando merendaba viendo el programa “Barrio Sésamo” de TVE (¡la única televisión que había en ese momento aparte de TVE2 por otra parte, como han cambiado los tiempos!). Aunque también disfrutaba muchísimo con las aventuras de Espinete, Chema, Ama y compañía, las pequeñas historias de aquellos muñequitos que se intercalaban eran una de las mejores partes del programa. ¿Quién no recuerda los reportajes de La Rana Gustavo, la inocencia de Epi y los ataques de nervios que provocaba en Blas, la torpeza de SuperCoco, Triqui, el monstruo de las galletas..? Su humor era totalmente blanco e ideal para objetivos educativos y para tener a los niños tranquilos un rato delante del televisor. Aún recuerdo cuando no levantaba un palmo del suelo y me reía a carcajadas con una escena del Oeste entre dos muñecos. A través de una canción,  uno (Tío Pepe) le contaba a la otra (Tía Pepa), que era incapaz de llenar un cubo de agua porque tenía un agujero en el fondo, ella le daba miles de soluciones pero él siempre tenía alguna excusa para resultarle imposible la tarea, provocando la total desesperación de ella. Planteamiento sencillo desde luego, pero eran unas historias que hacían las delicias entre los niños de la época.

 

Además de los que aparecían en  Barrio Sésamo también llegaron otros muchos muñecos de estas características en “Los Mundos de Yupi”, “Fraggle Rock”, “Los Teleñecos”, “Los Lunnis” o incluso las versiones humorísticas para público adulto del dúo “Gomaespuma” o los protagonistas de anuncios telefónicos “Los pelochos”. A pesar de que en la misma página web de Avenue Q avisan de que ni “The Jim Henson Company” (creadores de muchos de estos muñecos) ni “Sesame Workshop” (entidad con los derechos de Barrio Sésamo) tienen ningún tipo de relación con esta producción, las similitudes son innegables así que, como la mayoría de ellos me han provocado siempre muchas simpatías, en cuanto supe de la existencia de un musical protagonizado por este tipo de muñecos, tuve una curiosidad tremenda por comprobar cómo sería con mis propios ojos.

Mi acompañante y yo intentamos conseguir tickets baratos a través de la lotería que se hace dos horas antes de la función y nos sucedió algo inaudito, nos toco a la primera, el nombre de ella fue el primero de la lista que pronunciaron. ¡Una buena señal de que la velada empezaba con muy buen pie, nos pusimos a saltar y reír como locos de contentos!

 

Una vez dentro del Golden Theatre comprobamos que las entradas estaban perfectamente centradas y en la primera fila. Aunque en un principio nos pareció que quizás estábamos demasiado cerca, a medida que la función avanzaba nos dimos cuenta de que era estupendo poder estar tan adelante y ver todos los detallitos de los muñecos, del decorado, las expresiones de los actores…

No sé muy bien por dónde empezar a comentar este musical porque me conquisto total y absolutamente desde el primer minuto. Hacía mucho tiempo que un show no conseguía tantas cosas a la vez, que me riera, que me emocionara, que no quisiera que llegara el final… Para los pocos que no conozcáis el argumento contaros que trata sobre la llegada de Princeton a Avenue Q buscando un apartamento que sea accesible para su economía. Allí conocerá a otros habitantes del edificio y del barrio y sus historias cotidianas se entrelazarán narrándonos un pedazo de lo que podría ser la vida de cualquiera de nosotros. Creo que es uno de los principales secretos y aciertos de la obra, que las historias que cuenta son totalmente cercenas para mucha gente y no es nada difícil verse reflejado e identificado con muchas de las cosas que les suceden a los protagonistas.

 

Un detalle muy importante es que el hecho de que algunos personajes sean muñecos manejados por actores y otros sean sólo actores no entorpece ni enrarece en absoluto la obra. Ambos se compenetran perfectamente y enseguida te acostumbras perfectamente a la situación. Además esto hace que haya un doble interés a la hora de observar la escena. En el caso de los muñecos es interesante ver lo que les sucede y cómo reaccionan pero a la vez es todo un aliciente poder ver cómo se reflejan esas vivencias y situaciones en la cara del actor o la actriz que los está manejando.
 

Creo que la principal virtud del musical es lo bien escrito que está el argumento y las letras de las canciones.  A lo largo de la historia iremos conociendo los personajes y lo que les acontece, todo ello mezclado con temas sociales como la homosexualidad, el racismo, el uso de internet… Es difícil decantarse por una de estas pequeñas obras maestras en forma de canciones pero aún así me gustaría poder destacar alguna de ellas. En “If You Were Gay” asistimos al intento de Nicky de sacar del armario al republicano Rod, en “Everyone’s a Little Bit Racist” comprobamos muchas verdades sobre nuestras pequeñas dosis de desconocido racismo, presenciamos las alabanzas de Trekkie Monster al uso más popular de la red en “The Internet Is For Porn”, nos emocionamos con la declaración de amor encubierta de Princeton a Kate Monster de “Mix Tape”, o aprendemos que todo pasa y que podemos superar los baches en “For Now”. Y esto es sólo un ejemplo de las auténticas joyas que podréis escuchar en este musical. Con cada una de estas piezas nos reiremos, lloraremos, nos emocionaremos y nos irán permitiendo saber más cosas de las vidas de estos personajes que, a medida que transcurre la obra, podemos considerar casi como nuestros amigos, sintiendo verdaderamente lo que les pasa y queriendo que todo les vaya bien. Enhorabuena a Robert López y Jeff Marx (creadores de la música y letras) y a Jeff Whitty (autor del libreto) porque han conseguido que algo tan ajeno como un pedazo de gomaespuma cobre vida y nos llegue adentro.

 

Además, es importante resaltar, que pese a ser un musical relativamente simple, con pocos actores y con una puesta en escena sencilla se llena perfectamente el escenario y no dejamos de asistir a soluciones escenográficas muy creativas. En escena tenemos siempre el edificio de Avenue Q pero a través de pequeños detalles que se abren o aparecen, gracias a la iluminación…  podremos entrar también dentro de alguno de los apartamentos de sus habitantes o asistir a imaginativas escenas oníricas. Actores como Howie Michael Smith (Princeton, Rod) o Mary Faber (Kate Monster, Lucy) fluyen sobre el escenario y hacen que interpretar, cantar y manejar a los muñecos a la vez parezca una cosa sencilla .

Sólo he de decir que las lágrimas de emoción estaban a punto de salir en más de una ocasión y que por fin he notado que se me ponían de nuevo los pelos de punta con un musical, sensación harto difícil de conseguir. Es un espectáculo redondo y no me cabe duda de que La Rana Gustavo, Coco, Los Fraggle y los demás estarán muy orgulloso de ellos. Aunque ahora que lo pienso, ¿porque sean todos  muñecos de gomaespuma no significa que estén emparentados no? ¿Será que yo, como todo el mundo, “soy un poco racista”?

 

Lo mejor: Los personajes y sus vivencias te parecen tan cercanos que tienes una tremenda empatía por ellos y te entran ganas de lanzarte al escenario y abrazarlos.

Lo peor: Que alguien se lo pierda pensando que al estar protagonizado por muñecos es una obra para niños.

¡Hasta la próxima semana!

 

Desde Broadway con amor,  Diego Rebollo.

 


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